
Estos trastornos de conducta en niños suelen ir apareciendo en el transcurso normal del desarrollo de un niño, pero en el momento en que persisten en el tiempo más allá de lo “esperable” y en un grado de intensidad “llamativo” quedará determinada la conducta como problemática, lo que genera un clima familiar complejo, y malestar importante en el entorno cercano.
Aquellos problemas relativos a la conducta del menor, que tienden a generar una alteración significativa en la relación entre padres e hijos, y el clima familiar general, requiere si esto perdura en el tiempo, de un apoyo terapéutico que reconduzca la situación, y no genere nuevos problemas añadidos.
Estos problemas cotidianos, que no se logran reconducir, puede ser:
- la falta de hábitos
- falta de responsabilidades
- el desorden
- actitudes déspotas
- falta de colaboración en el medio familiar
- leguaje soez
- falta de apetito
- selectivo en la alimentación
- celos de un hermano
- pataletas
- desobediencia frecuente
Además de estos problemas que pueden presentar por su intensidad y cronicidad en el tiempo, hay un largo etcétera de comportamientos infantiles, que generan una problemática más allá, si no logran sustituirse por conductas prosociales.
Nuestros psicólogos expertos en problemas de conducta infantil concuerdan en que este tipo de problemas conductuales pueden generar una mayor preocupación ante la aparición de alteraciones de conducta infantil de naturaleza más grave:
La intervención con el menor se realiza desde una intervención sistémica a nivel familiar. En ocasiones se combina con un espacio en el que las familias reflexionen acerca del funcionamiento familiar y del modo de resolver los conflictos cotidianos; analizar las diferentes etapas del ciclo vital familiar; favorecer la comunicación entre los miembros de la familia y el desarrollo de relaciones sociales; proporcionar información a los padres acerca de las necesidades de cada niño y adolescente; dotar a los padres de las habilidades y estrategias que les permitan favorecer el desarrollo biopsicosocial de sus hijos y del grupo familiar; y detectar precozmente los problemas que puedan surgir en el grupo familiar o en alguno de sus miembros. Esta intervención tiene como finalidad paliar o prevenir el desarrollo de trastornos de conducta infantil que dificulten la buena adaptación social del menor.
Sin embargo, los síntomas de los que estamos hablando hablan únicamente de consecuencias y no de causas. Es necesario llegar a qué es lo que subyace en el mundo interno del niño, para necesitar manifestar estas conductas, que sin duda cumplen una función concreta. El EMDR es un enfoque holístico y complejo, que apoyado en las técnicas cognitivo conductuales y la intervención sistémica familiar, ha mostrado su eficacia en este tipo de trastornos.
Este tipo de alteraciones esconden emociones o carencias percibidas desde el niño, que se originaron en su historia biográfica a través de experiencias que sobrepasaron su capacidad de integración y afrontamiento. La intervención en la vinculación y relación con las figuras de apego, es crucial en este tipo de casos.
Metodología empleada por nuestros psicólogos expertos en Pamplona en trastornos de la conducta infantil
El EMDR considera el síntoma de las alteraciones de conducta como la consecuencia de eventos de la historia de ese niño que le siguen influyendo en su presente, un problema subyacente a dar con él y tratarlo directamente. Este enfoque interviene no solo en las causas y síntomas, sino también en las capacidades de afrontamiento y la autoeficacia, permitiendo vivir con más serenidad y seguridad las diferentes situaciones de su vida cotidiana.